martes, marzo 22, 2011

"A la soledad me vine", de Rafael Alberti

A la soledad me vine
por ver si encontraba el río
del olvido.
Y en la soledad no había
más que soledad sin río.

Cuando se ha visto la sangre,
en la soledad no hay río
del olvido.
Lo hubiera, y nunca sería
el del olvido.

Ya no me importa ser nuevo,
ser viejo ni estar pasado.
Lo que me importa es la vida
que se me va en cada canto.
La vida de cada canto.

jueves, marzo 17, 2011

¿Será posible luchar?


Existen dos clases de sufrimientos, dos clases
de dolores. Los que se presiente que terminarán,

que parecen tener remedio, una solución,

que esperamos y deseamos.
Y los que nos hacen dudar, los que son
tan intensos que nos procuran

una inquietud de eternidad:

¿y si esto durara para siempre?


La adversidad supone una salida,
permite albergar esa esperanza.

La desdicha, no.

Sobreviene un sentimiento de desamparo
cuando ya no parece posible

ni concebible felicidad alguna.
No es algo pasajero, ni siquiera malo,
es un estado, una duración

que se anuncia sin fin visible.


Quien presiente la duración de la desdicha

teme que sea eterna y se siente perdido.
Dondequira que se pose la mirada,

encuentra la negrura, el vacío o el miedo.

¿Será posible luchar?


Palabras de Christophe André, psiquiatra y psicoterapeuta

Imagen de http://valdearte.blogspot.com

jueves, marzo 10, 2011

Travesía

Permítanme hablarles de los compañeros de viaje, especialmente de aquellos cuya compañía le da sentido propio a la travesía. De los que se embarcan contigo con un billete de ida sin preocuparse de no tener billete de vuelta ni tampoco horario de regreso. De los que aportan luz cuándo la oscuridad parece querer envolverlo todo. De los que le ayudan a uno a encontrarse cuándo se anda perdido y también a perderse cuándo nos invaden las ganas de desaparecer del mundo. De aquellos con los que no existen palabras de agradecimiento suficientes.

Creo que uno aprende a valorar especialmente lo que tiene y todo lo que consigue cuándo lo hace acompañado de gente que consigue que te enorgullezcas de tenerlos a tu lado. Sin ellos, el camino, la lucha y las penas perderían buena parte de su sentido. Te das cuenta de que sin ellos no estarías aquí y seguramente no encontrarías fuerzas suficientes para cargar con el peso de los días. Sin ellos, ni los éxitos ni los fracasos se saborearían del mismo modo, con toda su intensidad.


El tiempo, los espacios, los sucesos, los hechos... todo ello está marcado con el toque mágico y la grandeza de nuestros compañeros de viaje y aventura. Es precisamente en los momentos difíciles cuándo demostraremos todo aquello de lo que sé que somos capaces. Que no nos embargue el desánimo, que no nos pueda la rabia ni la tristeza ni el desasosiego. Que no nos arranquen ni tan sólo un segundo de fuerzas y valentía, no se lo merecen. Sobretodo, no nos lo merecemos.


¿Merece la pena decir que haremos lo que hay que hacer sin dejar de ser lo que somos? Yo creo que sí, creo que es un mensaje necesario. Contigo, con vosotros, lo conseguiremos. Que a nadie le quepa la menor duda. Y ya ha llegado el momento de empezar a demostrarlo.


Imagen de http://flixlip.com/