Dos fotografías
Se dice que la Navidad es una época con tendencia a traer de vuelta algún recuerdo lejano, en hacernos pensar en tiempos pasados y que a veces nos invita a echar de menos a algo o a alguien. No acostumbro a hacerlo demasiado, pero hoy me he sorprendido invadido por una nostalgia especial.
Cuándo era muy niño, tanto como para no guardar suficientes recuerdos de aquellos años, vivía en casa de mis abuelos, en un pequeño bajo de la calle Ancha. Jugábamos mucho en la calle por aquel entonces. Una calle de la que, al llegar al final y mirar más allá, podían verse los límites de la ciudad.
En el reducido pasillo de la casa de mis abuelos, había dos fotografías colgadas de la pared. En ambas, viendo pasar los años, se observaba una plaza de la villa de Burguillos del Cerro, el pueblo de mis abuelos. A principios de los años 60, como tantos otros, mi abuelo dejó atrás las únicas calles que conocía y emprendió un viaje en busca de un futuro más justo y mejor. Así, llegó hasta Mataró y se puso a trabajar hasta que pudo ahorrar lo suficiente para traer con él a mi abuela y a sus tres hijos. Vivieron siempre en la misma calle y fueron testigos de la transformación de una ciudad y de un barrio al que desde entonces quedaron ligados para siempre.
Fueron muy pocos los lazos que pudieron mantener con su hogar de toda la vida, aquel pueblo de Extremadura del que tuvieron que marcharse para poder vivir. Apenas algunas llamadas telefónicas que casi siempre llevaban noticias tristes, la muerte de algún familiar o la agonía de algún conocido. Con el paso de los años, regresaron muy pocas veces a su pueblo. Ni siquiera en vacaciones, porque en el trabajo casi nunca tuvieron vacaciones y cuándo las tuvieron, había que gastarse el dinero en otras cosas. Tan sólo esas dos fotos en el pasillo hablaban del recuerdo de los orígenes y del pasado.
Han pasado más de 40 años desde que mi abuelo salió de su pueblo. Y ya hace más de 25 que no ha vuelto a poner el pie en él. En agosto se cumplieron 4 años de la muerte de mi abuela, tras más de 10 devorada por el Alzheimer. Me pregunto en qué pensarían ambos cuándo salían del pueblo, si se imaginaban regresando alguna vez, si sospechaban que aquél era un adiós definitivo o tan sólo una despedida momentánea, la búsqueda de una prosperidad que les permitiera volver a casa al cabo de algunos años. Me pregunto qué se debe sentir al marcharse de tu pueblo, maltratado por la pena y la miseria, dejando atrás todo lo que se conoce, todo lo que forma parte del corazón de uno.
Yo nunca he visitado ése lugar. No tengo recuerdos de él, salvo las dos viejas fotos del pasillo y algunas historias de mi padre y de mi abuelo. Y sin embargo, les confieso que hoy siento nostalgia de las antiguas calles de blancas paredes, de los viejos tejados comidos por el frío, del Castillo de Burguillos, del puente medieval de tres arcos, de los campos llanos de la comarca del Río Bodión, de Sierra Grande, de los viñedos de Tierra de Barros, de las dehesas y los olivos.
Hoy sin saber porqué, me siento nostálgico de esa plaza que no conozco, la de las dos fotografías.
6 Comments:
Todo aquel que tiene que de dejar su tierra forzosamente, no por el simple deseo de cambiar de vida o de aires, merece un gran respeto; venga de donde venga y vaya a donde vaya.
Quizá este detalle también influya en la adaptación a la nueva tierra que te acoge...
Un beso, Javi.
Hola Javier.
Soy Julia del taller de poesía, me gusta mucho tu blog, está todo muy bien organizado.
Te doy la dirección del mío para que puedas visitarlo, pega la dirección en google, que es mas fácil, espero que te guste, aunque este no es el de las poesías, porque me lo cerraron, cuando pasen las fiestas, volveré a colgar poesías. Mi dirección es, todopruebas.spaces.live.com
Nos vemos el año que viene. Chao
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Nen, m'ha encantat aquest petit escrit.
A part, també m'has fet recordar a la meva família, els meus padrins catalans i els meus "abuelos" d'andalusia... amb una història semblant.
Sé que el tema de l'alzheimer és molt dur perquè ho he viscut com a cuidador, però patir-ho en la pròpia carn d'un familiar.. molt més.
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Este verano se marchó mi abuelo. Esa persona que hizo lo imposible por mantener a su familia, entera.
Estas Navidades me acordaré de él, sentado junto a mi -el mismo día de Nochebuena-, comiendo y hablando de tó.. y de ná... pero sabiendo que me quería.. mucho.
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Bé Xavi, gràcies per aquestes parauletes... però ja m'has fet plorar.. :)
Que passis unes Bones Festes.. amb salut!
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Gloria,
quizás el hecho de salir de la tierra de uno entre penurias empuje a mirar hacia adelante, a encontrar una nueva tierra y a sentirla como propia. Y en el proceso, algunas personas como mis abuelos, tal vez hicieron borrón y cuenta nueva en ese sentido. Nos vemos, un abrazo.
Julia,
gracias, me alegro de que te guste el blog, a partir de ahora yo también me iré pasando por el tuyo. Que pases unas buenas fiestas y nos vemos el año que viene.
Albert,
jo també em vaig emocionar una mica quan vaig fer aquest escrit. Suposo que al llegir-lo, deus haver sentit quelcom similar al que jo vaig sentir quan l'escrivia. Espero que passis unes bones festes, que tinguis una bona entrada d'any nou i que ens veiem aviat, una abraçada ben forta i salut.
Hola Javier, soy Jullia del Taller de Poesía, solo pasé a desearte una feliz Navidad.
Nos vemos el día 10
Chao!!
Hola Javier, mis abuelos también son de Burguillos y mi apellido también es Naya.
Quizá seamos familia.
Decirte que Burguillos es maravilloso. Y su gente excepcional.
Un saludo.
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