jueves, abril 27, 2006

Mi Soledad

Hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y las mías,
una muralla de palabras no dichas
entre mi boca y la tuya,
un horizonte de sueños por soñar
entre tu cuerpo y el mío,
y un brillo triste en mi mirada
buscando tu mirada.

Claro que la soledad nunca llega sola
y la sombra alargada del deseo
se posó sobre una calle oscura
en las luces de mi vieja ciudad.

Un viernes cualquiera por la noche,
lo juro por ése dios que no existe,
iría a buscarte para caminar
y te llevaría junto al mar
para disfrutar a solas de tu sonrisa,
muy poco a poco, sin prisas.

Pero sé que ahora no puedo
o no sé si querrías,
el otro día le pregunté al mar
y me dijo que a él
desde luego no le importaría.

Si por lo menos me quedaran
unos pocos recuerdos tuyos
que me hicieran recordarte,
mi soledad no sería tan pesada
aunque seguiría siendo grande.

A veces no me siento tan sólo,
cuándo intento imaginar
que puedo encontrar más allá
de mi soledad y de la tuya,
aunque sólo seas tú otra vez
a solas preguntándome
que habrá después de la soledad.

Yo, la verdad, no lo sé.
Imagen: Quico Melero