La cola que se muerde el pez

enciendo un fuego
en mi mirada,
levanto un muro
de lamentos ciegos
y palabras disecadas,
respiro el humo,
dibujo despacio la luna
a lápiz y carbón,
suspiro y saludo,
te imagino desnuda,
me quito un botón,
escucho a Sabina,
me pongo en camino
de algún escondite
con la frente marchita
y un trote cansino
que apenas me permite
pensar en tu boca,
(esa que beso alguna vez)
es el cuento de la cola
que se muerde el pez,
es mi mirada de roca
que se puede romper.
Es el quejido en mi voz,
es la tos de fumador,
es la cita no concertada
del sábado noche,
es la jodida madrugada
en el asiento de la parte
de atrás de un coche,
es un sueño ahogado
en estanques olvidados,
es el secreto arte
de acariciarte la piel,
es un eclipse de domingo,
es tu aire andaluz,
son las nostalgias del sur,
es la botella que apuro,
es tu mirada de miel
el equipaje que facturo
en cada despedida,
es cada una de las veces
que te quedas dormida,
es la historia de la cola
que se muerde el pez,
es mi garganta rota
que se muere de sed.
Imagen de http://historic-cities.huji.ac.il/
4 Comments:
Javi, son las 2:46 de la madrugada... y también me siento como ese pez que se muerde la cola...Excelente etapa creativa, yo no puedo ni escribir lo que siento.
Un beso.
Glòria,
las etapas creativas cuándo vienen, hay que aprovecharlas. Para que luego no se echen de menos cuándo no las tenemos.
Y eso precisamente es una cuestión de ciclos, cómo el pez que se muerde la cola.
Un abrazo.
La poesía que posteas es toda tuya? Si es así, enhorabuena, me sorprende gratamente.
Tomás,
si no indico lo contrario cuándo posteo una poesía, la respuesta es sí, es mía. Sería el caso concreto de este poema, por ejemplo.
Y gracias por tus palabras. Nos vemos, un saludo.
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