No country for Rajoy men
La saga continúa. Algo así se me pasó por la cabeza después de escuchar que Mariano Rajoy ha tomado la decisión de seguir al frente del PP y volver a postularse de nuevo como candidato en el 2012. Cómo un héroe derrotado y envuelto por la épica del momento, Rajoy no parece dispuesto a darse por vencido tras dos derrotas y se dispone de nuevo a plantar cara con un cambio de estrategia para el que seguramente necesitará, eso sí, desembarazarse de algunos colaboradores cercanos.
La sensación que me produce escuchar a Rajoy diciendo que en 2012 lo intentará de nuevo, pero acompañado de un "nuevo equipo", es parecida a la del entrenador que se ha visto superado por los acontecimientos y que tras la derrota de su equipo, echa toda la culpa a algunos jugadores sin asumir su parte de responsabilidad. Creo que un líder tiene que demostrar serlo especialmente ante los momentos difíciles y en el caso de Rajoy, tras dos derrotas (la primera viniendo de una mayoría absoluta de su partido), no ha demostrado tener esa madera de líder.
Rajoy hizo una apuesta por convertir el discurso de los altavoces mediáticos de la derecha más dura de este país en el discurso central del PP, decidió convertir al PP en una fuerza residual en Cataluña a costa de crecer en otras partes de España (y aún ha tenido suerte por el hundimiento de Esquerra), marginó a las voces más moderadas de su propio partido, se pasó toda la legislatura utilizando el terrorismo como arma arrojadiza contra el gobierno (y miren que yo creo que hablar constantemente de ETA tan sólo favorece a los propios terroristas) y basó toda su estrategia en la confrontación constante con el gobierno. Señores y señoras, ésa fue la apuesta de Mariano Rajoy al frente del PP. Y el pasado domingo se demostró que esa apuesta había fracasado. Cuándo uno juega fuerte con una estrategia y la lleva hasta sus últimas consecuencias, tiene que ser consecuente y si fracasa, dar paso a nuevas opciones. Lo de Rajoy me suena a escurrir el bulto.
Naturalmente, yo no soy militante ni votante del Partido Popular y mi opinión seguramente tiene poco valor ante la perspectiva de mis ideas. Pero creo que Rajoy no es el líder que necesita el PP y, entre otras razones, por eso la mayoría de los ciudadanos no confió en él. Con Rajoy, los populares no volverán a ganar unas elecciones generales.
2 Comments:
Creo recordar que Felipe González fue presidente tras 2 derrotas consecutivas.
Creo recordar mucho más recientemente que José María Aznar a.k.a "que viene el lobo" también fue presidente tras 2 derrotas.
Creo que tras este pequeño inciso, y reseñandome de nuevo a las doctrinas de su partido, todos deberíamos de mantener nuestra "memoria histórica" política.
Señor P,
tengo mis razones para creer que el caso de Rajoy es diferente a los que usted comenta.
Tanto en el caso de Felipe González como en el de José María Aznar, los proyectos de ambos era proyectos en expansión. Me explico.
Felipe González perdió dos veces, es verdad. Pero lo hizo en plena transición democrática, cuándo las opciones de izquierda acababan de salir de la clandestinidad.
José María Aznar perdió también dos veces, pero lo hizo en plena época de mayorías absolutas socialistas y con un partido recién refundado de las cenizas de Alianza Popular.
Ambos representaban a opciones políticas que estaban en plena consolidación.
El caso de Rajoy es diferente, porque la primera vez perdió viniendo de una mayoría absoluta de su partido y la segunda vez lo hizo tras 4 años de una oposición durísima, tensando al máximo la cuerda de una opción política que se ha demostrado que no es la que quería la mayoría de españoles. La apuesta por esta estrategia de oposición ha sido suya, y ésta es una estrategia agotada, por ahí el Partido Popular no va a crecer más. Si Rajoy ha sido el artífice de un planteamiento concreto, y este planteamiento está agotado y se ha demostrado que es un planteamiento equivocado, creo que Rajoy tendría que irse y dar paso a un proceso de renovación de personas y de estrategia.
Estoy de acuerdo con usted, todos deberíamos mantener nuestra "memoria histórica" política. Yo por mi parte, al igual que usted, la mantengo.
Un saludo.
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