Una salutación fraternal
Buenas tardes, compañeros y compañeras,
El pasado 9 de marzo, el pueblo español decidió que durante los próximos años nuestro país debía seguir siendo gobernado por un Gobierno socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero.
En el caso de Catalunya, los ciudadanos dieron un respaldo sin precedentes a las candidaturas socialistas. Un respaldo que a los socialistas catalanes nos llena de orgullo, pero también de responsabilidad y de exigencia.
Durante los últimos cuatro años, los socialistas habíamos gobernado España, demostrando, con hechos, que para nosotros el progreso económico no tiene sentido si no es generador de progreso social. Demostrando que era posible tener una política internacional coherente con nuestros intereses de país y, al mismo tiempo, comprometida con los valores de la paz y de un orden internacional más justo, más humano. Alcanzando una nueva frontera de derechos y libertades en nuestro país. Y, finalmente, impulsando una nueva generación de Estatutos de Autonomía con el fin de adecuar nuestro modelo territorial a la realidad y demandas de nuestra sociedad.
Todo ello haciendo frente a una derecha que no aceptó en ningún momento el resultado democrático del 14 de marzo del 2004.
Una derecha irresponsable, que hizo de la confrontación territorial y, especialmente, del rechazo a todo aquello que venía de Cataluña, uno de sus ejes centrales de actuación.
Compañeros y compañeras, el apoyo de los delegados catalanes a la gestión de la Comisión Ejecutiva Federal saliente es razonado, razonable y un acto de justicia.
Pero este voto afirmativo es, por encima de todo, una manifestación de nuestra voluntad de seguir aportando lo mejor de nosotros mismos al proyecto común del socialismo.
Si durante cuatro años fuimos capaces de mejorar el progreso económico y convertirlo en progreso social. Ahora nos toca demostrar al conjunto de la sociedad española, que los socialistas somos capaces de gobernar una situación de graves dificultades económicas. Y de hacerlo mirando a la realidad de cara y al lado de los más débiles.
En esta desfavorable coyuntura económica, los socialistas estamos comprometidos con la consolidación de los avances sociales aprobados en la anterior legislatura, con la aplicación plena de la nueva generación de Estatutos de Autonomía, así como con las reformas en el terreno de la justicia, seguramente la asignatura pendiente de la democracia española.
La actitud del PSC en lo que hace referencia al despliegue del Estatut de Catalunya se resume en tres palabras: ambición, responsabilidad y lealtad. Sin prisas, pero sin pausas. Tomando decisiones acertadas que si son buenas para Catalunya, han de serlo, necesariamente, para el conjunto de España.
Estas tareas políticas las hemos de afrontar teniendo enfrente a una derecha que, hoy por hoy, es una incógnita.
Pero el PP nos ha de demostrar con hechos que el cambio de algunas caras es también un cambio de políticas. Y digo de algunas, porque los que mandan hoy en el PP son Javier Arenas y Mariano Rajoy, dos jóvenes promesas recién salidas de las Nuevas Generaciones y sin ninguna conexión con Aznar.
En todo caso, hay un tema que para el PSC no es menor, y que nos plantea serias dudas sobre esa supuesta evolución centrista del PP. Pepe Blanco tuvo el acierto de citarlo en su intervención esta mañana. Y es que el PP sigue utilizando la confrontación lingüística, la división en función de la lengua y, en definitiva, su menosprecio por pluralismo lingüístico de nuestro país, por el catalán, el gallego y el euskera, como arma partidaria.
Para el PSC –y no lo dudéis, para la inmensa mayoría de los catalanes-, mientras el PP pretenda separar a los niños y niñas catalanas en la escuela en función de su lengua materna, mientras pretenda generar división y conflictos allá donde conviven dos lenguas –el castellano y el catalánen armonía, la supuesta evolución del PP hacia la moderación sólo podrá ser considerada como una broma de mal gusto.
Hoy en Catalunya, cuando se han escuchado las palabras de Zapatero, centenares de miles de catalanes y catalanas, de lenguas y orígenes diversos, lo han celebrado. Saben hoy, más que nunca, que las lenguas no nos dividirán.
El 37 Congreso Federal coincide con el 30 aniversario de la fundación del Partit dels Socialistes de Catalunya.
Cuando el próximo sábado, 12 de julio, los socialistas catalanes conmemoremos los 30 años de vida de nuestro partido estaremos celebrando también 30 años de vínculo federal, de relación fraternal, entre el socialismo catalán y el conjunto del socialismo español.
Treinta años en las que, juntos, hemos arrimado el hombro para hacer realidad una España más próspera, más moderna, más justa, más solidaria y más plural.
Juntos hemos celebrado victorias, y juntos nos hemos rehecho de las derrotas.
Juntos hemos honrado y recordado a quienes hoy no están entre nosotros.
Y juntos hemos llorado a quienes dieron su vida – Isaías Carrasco apenas hace cuatro meses- por defender los valores del socialismo, la vida y la libertad frente a la barbarie fascista y terrorista.
A lo largo de estos treinta años, no han sido pocos los que han especulado o han soñado con fortalecer sus proyectos políticos sobre la base de un debilitamiento del vínculo entre el socialismo catalán y el socialismo español.
Lo han pretendido los nacionalismos y soberanismos periféricos. Pero también la derecha, la derecha presuntamente patriótica del PP.
No se me ocurre mejor tribuna que ésta del 37 Congreso Federal para hacerles saber a unos y a otros que, tras treinta años de inútil y ansiosa espera para asistir a una fractura de la relación entre el PSOE y el PSC, hoy está relación goza de una excelente y robustecida salud.
Para hacerles saber a unos y otros que después de esperar 30 años, se vayan preparando para esperar otros treinta, y otros treinta y otros treinta años más.
Porque frente a proyectos neocentralistas que recelan de la pluralidad cultural y lingüística de España o a nacionalismos que recelan de esa misma pluralidad cuando se produce en los territorios que aspiran a homogeneizar, el socialismo español y, concretamente, el vínculo fraternal entre el PSC y el PSOE es una de las piedras angulares sobre la que estamos construyendo, desde hace treinta años, un proyecto atractivo de España capaz de unir desde la diversidad y de fortalecer desde la pluralidad.
Los socialistas catalanes estamos radicalmente comprometidos con la España plural, diversa e integradora que lidera José Luis Rodríguez Zapatero.
Lo estamos desde nuestras convicciones federalistas y catalanistas.
Lo estamos como socialistas, como hombres y mujeres que estamos convencidos de que un mundo mejor es posible.
Y lo estamos, hoy y aquí, orgullosos de formar parte de la gran familia del socialismo español.
Recibid, compañeras y compañeros, una salutación fraternal de los 96 delegados y delegadas del PSC al 37 Congreso Federal.
El pasado 9 de marzo, el pueblo español decidió que durante los próximos años nuestro país debía seguir siendo gobernado por un Gobierno socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero.
En el caso de Catalunya, los ciudadanos dieron un respaldo sin precedentes a las candidaturas socialistas. Un respaldo que a los socialistas catalanes nos llena de orgullo, pero también de responsabilidad y de exigencia.
Durante los últimos cuatro años, los socialistas habíamos gobernado España, demostrando, con hechos, que para nosotros el progreso económico no tiene sentido si no es generador de progreso social. Demostrando que era posible tener una política internacional coherente con nuestros intereses de país y, al mismo tiempo, comprometida con los valores de la paz y de un orden internacional más justo, más humano. Alcanzando una nueva frontera de derechos y libertades en nuestro país. Y, finalmente, impulsando una nueva generación de Estatutos de Autonomía con el fin de adecuar nuestro modelo territorial a la realidad y demandas de nuestra sociedad.
Todo ello haciendo frente a una derecha que no aceptó en ningún momento el resultado democrático del 14 de marzo del 2004.
Una derecha irresponsable, que hizo de la confrontación territorial y, especialmente, del rechazo a todo aquello que venía de Cataluña, uno de sus ejes centrales de actuación.
Compañeros y compañeras, el apoyo de los delegados catalanes a la gestión de la Comisión Ejecutiva Federal saliente es razonado, razonable y un acto de justicia.
Pero este voto afirmativo es, por encima de todo, una manifestación de nuestra voluntad de seguir aportando lo mejor de nosotros mismos al proyecto común del socialismo.
Si durante cuatro años fuimos capaces de mejorar el progreso económico y convertirlo en progreso social. Ahora nos toca demostrar al conjunto de la sociedad española, que los socialistas somos capaces de gobernar una situación de graves dificultades económicas. Y de hacerlo mirando a la realidad de cara y al lado de los más débiles.
En esta desfavorable coyuntura económica, los socialistas estamos comprometidos con la consolidación de los avances sociales aprobados en la anterior legislatura, con la aplicación plena de la nueva generación de Estatutos de Autonomía, así como con las reformas en el terreno de la justicia, seguramente la asignatura pendiente de la democracia española.
La actitud del PSC en lo que hace referencia al despliegue del Estatut de Catalunya se resume en tres palabras: ambición, responsabilidad y lealtad. Sin prisas, pero sin pausas. Tomando decisiones acertadas que si son buenas para Catalunya, han de serlo, necesariamente, para el conjunto de España.
Estas tareas políticas las hemos de afrontar teniendo enfrente a una derecha que, hoy por hoy, es una incógnita.
Pero el PP nos ha de demostrar con hechos que el cambio de algunas caras es también un cambio de políticas. Y digo de algunas, porque los que mandan hoy en el PP son Javier Arenas y Mariano Rajoy, dos jóvenes promesas recién salidas de las Nuevas Generaciones y sin ninguna conexión con Aznar.
En todo caso, hay un tema que para el PSC no es menor, y que nos plantea serias dudas sobre esa supuesta evolución centrista del PP. Pepe Blanco tuvo el acierto de citarlo en su intervención esta mañana. Y es que el PP sigue utilizando la confrontación lingüística, la división en función de la lengua y, en definitiva, su menosprecio por pluralismo lingüístico de nuestro país, por el catalán, el gallego y el euskera, como arma partidaria.
Para el PSC –y no lo dudéis, para la inmensa mayoría de los catalanes-, mientras el PP pretenda separar a los niños y niñas catalanas en la escuela en función de su lengua materna, mientras pretenda generar división y conflictos allá donde conviven dos lenguas –el castellano y el catalánen armonía, la supuesta evolución del PP hacia la moderación sólo podrá ser considerada como una broma de mal gusto.
Hoy en Catalunya, cuando se han escuchado las palabras de Zapatero, centenares de miles de catalanes y catalanas, de lenguas y orígenes diversos, lo han celebrado. Saben hoy, más que nunca, que las lenguas no nos dividirán.
El 37 Congreso Federal coincide con el 30 aniversario de la fundación del Partit dels Socialistes de Catalunya.
Cuando el próximo sábado, 12 de julio, los socialistas catalanes conmemoremos los 30 años de vida de nuestro partido estaremos celebrando también 30 años de vínculo federal, de relación fraternal, entre el socialismo catalán y el conjunto del socialismo español.
Treinta años en las que, juntos, hemos arrimado el hombro para hacer realidad una España más próspera, más moderna, más justa, más solidaria y más plural.
Juntos hemos celebrado victorias, y juntos nos hemos rehecho de las derrotas.
Juntos hemos honrado y recordado a quienes hoy no están entre nosotros.
Y juntos hemos llorado a quienes dieron su vida – Isaías Carrasco apenas hace cuatro meses- por defender los valores del socialismo, la vida y la libertad frente a la barbarie fascista y terrorista.
A lo largo de estos treinta años, no han sido pocos los que han especulado o han soñado con fortalecer sus proyectos políticos sobre la base de un debilitamiento del vínculo entre el socialismo catalán y el socialismo español.
Lo han pretendido los nacionalismos y soberanismos periféricos. Pero también la derecha, la derecha presuntamente patriótica del PP.
No se me ocurre mejor tribuna que ésta del 37 Congreso Federal para hacerles saber a unos y a otros que, tras treinta años de inútil y ansiosa espera para asistir a una fractura de la relación entre el PSOE y el PSC, hoy está relación goza de una excelente y robustecida salud.
Para hacerles saber a unos y otros que después de esperar 30 años, se vayan preparando para esperar otros treinta, y otros treinta y otros treinta años más.
Porque frente a proyectos neocentralistas que recelan de la pluralidad cultural y lingüística de España o a nacionalismos que recelan de esa misma pluralidad cuando se produce en los territorios que aspiran a homogeneizar, el socialismo español y, concretamente, el vínculo fraternal entre el PSC y el PSOE es una de las piedras angulares sobre la que estamos construyendo, desde hace treinta años, un proyecto atractivo de España capaz de unir desde la diversidad y de fortalecer desde la pluralidad.
Los socialistas catalanes estamos radicalmente comprometidos con la España plural, diversa e integradora que lidera José Luis Rodríguez Zapatero.
Lo estamos desde nuestras convicciones federalistas y catalanistas.
Lo estamos como socialistas, como hombres y mujeres que estamos convencidos de que un mundo mejor es posible.
Y lo estamos, hoy y aquí, orgullosos de formar parte de la gran familia del socialismo español.
Recibid, compañeras y compañeros, una salutación fraternal de los 96 delegados y delegadas del PSC al 37 Congreso Federal.
Intervención de Dani Fernández en el 37 Congreso Federal del PSOE
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