viernes, diciembre 31, 2010

El viajero cierra una parte del camino

Cada año, al llegar estas fechas, siento la necesidad de hacer un breve balance personal de los últimos doce meses. Hoy, al iniciar de nuevo este ritual, me siento algo confundido. Se acaba un año complicado, difícil para muchos, también para mi.

El tiempo a lo largo de todo un año transcurre como un viaje. Y pese a que el año termine, el viaje en realidad no lo hace nunca. En realidad, parafraseando a Saramago "solo los viajeros acaban" (el propio Saramago, como compañero de viaje, este año nos abandonó). Aunque incluso los viajeros poseen la capacidad de prolongarse en memoria, en recuerdo, en relatos. El fin de un viaje es sólo el inicio de otro, por lo tanto, el viaje es infinito y el viajero en la medida que se prolongue su recuerdo, también.

Y en cuánto a mí, en el sutil pedazo del viaje que ahora se nos escapa hemos sido capaces de ver parte de aquello que no habíamos visto antes, hemos vuelto a revivir momentos ya vividos, hemos visto en primavera lo que ya habíamos visto en verano, visto de día lo que ya conocíamos de noche, sentido con el sol lo que antes bajo la lluvia, soñado bajo el árbol del que ahora madura el fruto, hemos tocado la misma piedra que alguien había cambiado de lugar, sonreído bajo la sombra que antes aquí no estaba... y al final, como siempre, nos toca volver a los pasos ya dados, para repetirlos y para trazar caminos nuevos al lado de los que más nos quieren y a los que más queremos.

Hay que comenzar de nuevo el viaje, y como siempre, el viajero vuelve al camino. Feliz año nuevo, queridos compañeros y compañeras de viaje.