viernes, noviembre 23, 2007

El Abuelo

Ha muerto el Abuelo, con mayúsculas, de voz gravísima y profunda, tez rosada y ojos firmes, palabras duras e irónicas, gesto genial, rostro antipático y presencia enorme. Capaz de sostener y llenar un plano, una escena o una película tan sólo con su voz. Una voz, la suya, que quizás junto a la de Francisco Rabal, es la esencia de la voz del narrador que nos relata historias maravillosas, contenidas, no siempre amables pero siempre cercanas y palpables.
Una voz que se apaga. Y que en su despedida final bien podría, con esa voz inconfundible, marcharse diciendo: "Quedaos con ese mundo vuestro que no comprendo, donde la mentira, la infamia y la avidez campan a sus anchas, y que os aproveche... mejor dicho, ¡que se os indigeste!"