lunes, enero 19, 2009

El paréntesis

Un fogonazo en medio de un sueño: suena la radio cómo cada mañana para avisarme de que tengo que hacer algunas cosas fuera de la cama. Hoy, sin embargo, la razón que me lleva hasta más allá de las sábanas es la búsqueda de mi coche aparcado en una zona de carga y descarga. Si no llego a tiempo o no me levanto, la grúa municipal llegará hasta el vehículo antes que yo y mi trayecto será bastante más largo y sobretodo, más caro.
Así que sin demasiados preámbulos me encuentro bajando en el ascensor hasta la calle gris que me recibe en plena mañana con su abrazo frío. Un segundo parado en el portal me sirve para echar un vistazo al panorama que ofrece la calle a estas horas, con gentes despiertas que se mueven de un lado para otro como hormiguitas inmersas en sus tareas rutinarias y que tan sólo encuentran paréntesis en el fondo del café que sirven en el bar de enfrente. En mi caso acostumbro a estar bastante más dormido que la mayoría de los que me cruzo y algún conocido me sorprende con su saludo desprevenido que me coje por sorpresa y al que respondo tarde y con mala cara.
Llegar al coche y entrar en él me da un respiro de frío. Aunque apenas voy a moverme una manzana, pongo música a la espera de ver qué canción me acompañaba la noche anterior al aparcar el coche. En esta mañana, Joaquín Sabina me da la bienvenida al tráfico inconstante con su "Eclipse de mar", ideal para despertarse pensando en aquellas cosas del fin de semana dignas de ser guardadas en nuestro particular baúl de los recuerdos. No tardo ni tres minutos en encontrar un hueco para alojar el coche durante algunas horas más e incluso me permito el lujo de deshechar algún sitio para aparcar. No en vano, en mi barrio ésta es la única hora del día en la que uno puede permitirse ciertos lujos.
Una parada fugaz para comprar el pan y hacerse con un periódico que leer mientras apuramos el desayuno en casa, y volvemos a cerrar el paréntesis que nos ha sacado del sueño en esta mañana de lunes de enero. Hay que aprovechar las horas, después de todo, mañana será otro día y el paréntesis se abrirá y no volverá a cerrarse hasta bien entrada la oscuridad de la noche.