El reloj de cuco
En uno de los grandes momentos de la historia del cine, los personajes de Hary Lime y Holly Martins, interpretados por Orson Welles y Joseph Cotten, conversan bajo el cielo de una ciudad de Viena asolada por las heridas de la segunda guerra mundial. Una Viena semiderruida dominada por sombras cambiantes y personajes extraños.
Entonces, Lime le dice a Martins: "Y no seas tan pesimista. Al fin y al cabo, no es tan horrible. Tú sabes lo que ha dicho ese individuo: Italia, durante treinta años, bajo los Borgia, tuvo guerras, terror, asesinatos y derramamiento de sangre... pero produjo a Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza tuvieron amor fraternal, quinientos años de democracia y paz. ¿Y qué produjo? ¡El reloj de cuco!".
Este cínico discurso de Orson Welles en la piel de Harry Lime, pronunciado bajo la rueda del Ferris en la Viena gris y depauperada de la posguerra, no lo escribió Graham Greene, autor del guión de "El tercer hombre", sino el propio Welles.
"Tu discurso en la rueda del Ferris sobre Suiza y el reloj de cuco", dice Peter Bogdanovich en su libro dedicado al autor y director, "es tan convincente que todos los espectadores parecen estar de acuerdo contigo pese a que eres el malo". "Cuándo se distribuyó la película", responde Welles, "los suizos, muy amablemente, me hicieron saber que nunca inventaron el reloj de cuco... este tipo de relojes procede de la Selva Negra, en Baviera".
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