sábado, febrero 04, 2006

El Arte de la Guerra (4)

Levantar un ejército de cien mil hombres y hacerlos marchar grandes distancias, involucra una pesada pérdida de gente y drena los recursos del país.
Los gastos diarios se elevarán a mil onzas de plata. Habrá conmoción en casa y en el extranjero, y los hombres caerán exhaustos en los caminos. No menos de setecientas mil familias se verán impedidas de sus tareas.
Ejércitos ostiles pueden enfrentarse el uno al otro durante años, buscando la victoria que se decide en un sólo día.
Entonces, permanecer ignorante de la condición del enemigo, simplemente porque se escatiman cien onzas de plata o una promoción oficial, es el colmo de la inhumanidad. Alguien que actúa así no es el líder de los hombres, no le presta ayuda a su soberano, no es el maestro de la victoria.
Entonces, es el conocimiento previo lo que capacita al soberano sabio y al buen general a golpear y conquistar, y lograr cosas que están fuera del alcance de los hombres comunes.
Ahora, este conocimiento previo no se puede sacar de los espíritus, no se puede obtener inductivamente de la experiencia ni por cálculos deductivos. El conocimiento de las disposiciones del enemigo sólo se puede obtener de otros hombres.
Imagen extraída de www.geocities.com