Patada en los valores

Hay un momento en "Braveheart" que me gusta especialmente. Es el instante en que William Wallace se dispone a degollar al caballero de rostro oculto que le ha salido al paso para proteger al Rey de Inglaterra y descubre que ese caballero es en realidad Robert Bruce, el noble escocés en quién él más confiaba y que le ha traicionado vendiendo sus ideales y algunas de las vidas de sus compañeros. Justo entonces, Wallace cae al suelo con la mirada perdida y sabedor de que toda su escala de valores se ha estremecido en un segundo. Todo ha perdido el sentido para él y piensa que no merece la pena seguir persiguiendo su causa, que es mejor rendirse y esperar la llegada del final.

Comprendo al Wallace cinematográfico, porque lo que le sucede es que ha recibido una patada dónde más duele: en los valores. Y digo todo esto porque esta semana yo he recibido una de estas patadas, cuyos golpes producen un dolor sordo que sube desde el estómago retorciendo el cuerpo y el alma, ya que cuándo los valores se estremecen, nos surgen preguntas de difícil y de sobras conocidas respuestas.

Entonces el desenlace tiene un punto imprevisible que no controlamos completamente. Pero todo eso... eso es otra historia y ni uno es William Wallace, ni esto es Gran Bretaña y por supuesto esto no es ninguna película. Y por cierto, recuerdan el final de "Braveheart"?

Imagen de http://www.reellifewisdom.com/files/images/braveheart.bmp