lunes, abril 05, 2010

Mirar el mar

Hay momentos capaces de sostener un alma. Por ejemplo, la simple visión del mar. Ahora entiendo mejor porqué la gente mira el mar: porque no se detiene.

El agua se mueve y continúa moviéndose, la marea se retira y luego regresa y sigue yendo y viniendo de aquí para allá, con las olas retorciéndose y rompiendo eternamente contra la orilla. Las olas son como los latidos incansables de un corazón, golpeando sin detenerse jamás.

Es como ese botón que hay en los aparatos de música, esos reproductores personales pequeñitos. Siempre tienen un botón que te permite repetir no solo el álbum sino la canción, una sola canción. Han previsto que querrás repetir una canción una y otra vez, de modo que esos tres o cuatro minutos permanezcan y tú puedas mantener ese tiempo fijo en tu cabeza, hacerlo retrodecer, recorrerlo, plegarlo de nuevo, sentirlo regresar como las olas frente a una playa. Saben que desearás hacerlo sin pensarlo demasiado, sosteniendo tu alma en ese instante de tiempo... como si te dejaras llevar a ciegas por el sonido del mar.

Imagen de http://www.artmajeur.com
Escrito mientras escuchaba "Serenade", de Emiliana Torrini