¿Quién es Federico?

De un tiempo a esta parte, parece que la COPE y Federico Jiménez Losantos (ese hombre que cada mañana me despierta con sus gritos) se han puesto terriblemente de moda. Yo llevo algunos añitos escuchando el programa de Federico. Y creo que no estaria mal indagar un poco en el origen de este personaje. En lugar de criticar abiertamente sus argumentos y comentar sus declaraciones, me voy a dedicar a responder a la pregunta: ¿Quién es realmente Federico Jiménez Losantos?

El pequeño Federico nace en Teruel un 15 de septiembre de 1951. Eran tiempos difíciles, el país intentaba recuperarse de los coletazos de la Guerra Civil, y eso se notaba en la gente. Nuestro Federico vivía en una casa humilde, su abuelo era trapero, aunque entre trapo y trapo consiguió sacar tiempo para hacerse maestro. Su madre siguió esa vocación docente y fue maestra nacional.

Según el propio Federico, su ideología ha estado marcada por las vivencias republicanas de su lado materno. Su abuelo vivió como un topo en Zaragoza durante la guerra. Sin embargo, por el lado paterno, le llegaron las experiencias de los que estuvieron con Primo de Rivera y los tradicionalistas.

El pequeño Federico empezó a ir a la escuela y sus primeros estudios los recibió en Teruel, para más tarde marcharse a Zaragoza, donde fue alumno de Labordeta, otro hombre que bien se merece algún comentario, aunque por motivos bien distintos. El chiquillo sentía predilección por las letras y la lengua, por lo que se marchó a Barcelona a estudiar Filología Hispánica.

Allí, conoció un mundo nuevo para él, hombre de provincias. Federico se sentía confuso ante la realidad de los que le rodeaban y cometió un pecado por el que todavía se estará lamentando: se hizo militante del Partido Comunista. Adoptó aquellas ideas con entusiasmo y firmeza. Y fué entonces cuando el joven Federico vió cumplido uno de sus grandes sueños de la época, viajar a la China comunista de Mao. Parece que lo conoció en China no le convenció mucho y después de aquello y como si de una revelación divina se tratara, Federico abandonó el Marxismo y evolucionó hacia posiciones liberales. Poco a poco se estaba gestando el hombre que hoy conocemos.

Federico sigue instalado en Barcelona y su participación en la vida política catalana va en aumento. Tanto es así, que Federico se presenta a las elecciones autonómicas en las listas del Partido Socialista Andalucista. Sin embargo, la cosa no sale bien.

Algún tiempo después, Federico firma el llamado "Manifiesto de los 2300", por el que un grupo de intelectuales reclamaban que la educación pública en Cataluña se impartiera en castellano. Por haber firmado aquello, el grupo "Terra lliure" lo secuestra y lo libera algunos días más tarde, después de haberle herido de bala en una pierna. Tras la traumática experiencia, se despierta en Federico el odio hacia casi todo lo catalán.

Abandona Cataluña, se marcha a Madrid y es nombrado jefe de opinión de "Diario 16". En aquella época, él ya se declara antifelipista de profesión. En Febrero de 1986, debido al asunto del referéndum de la OTAN, decide dimitir de su puesto en aquel periódico y poco tiempo después, ficha como analista político por la emisora de radio "Antena 3". En esta época, Federico se encuentra en plena evolución hacia un ultraliberalismo más entusiasta (para muchos, un nuevo fascismo de andar por casa).

En 1992, el grupo PRISA hace su entrada en Antena 3 y Federico, junto a algunos profesionales más, se ve obligado a abandonar la que él consideraba su emisora y en septiembre de ese año, ficha por la cadena católica, apostólica y romana (como él mismo) COPE. Allí comienza como tertuliano en el informativo matinal, para luego pasar a dirigir el programa nocturno "La linterna" y finalmente pasar a ser la estrella de la emisora ocupando la franja matinal con su programa "La mañana". Federico también colabora en el diario "ABC" desde 1987.

Así es como llegamos al Federico actual, un hombre que cada día, durante seis horas se dedica a atacar y desgastar todo lo que no sea de derechas, católico o estrictamente español (español a su manera). Sin escrúpulos, vamos.