Brisa
Hay una época del año en la que tras algunos días de lluvia, el sol se levanta alto en el centro de un cielo azul por el que todavía quedan algunas nubes mal desperdigadas. Al mediodía el calor se deja notar en la chaqueta que nos sobra, la falda de la chica que pasa o en el aire asfixiante del interior del coche.
Al bajar el sol, la ciudad se sitúa en el mejor momento del día. Mientras oscurece y la gente se recoje en sus casas para descansar después de un día de trabajo, la ciudad se queda vacía, que no dormida.
En Mataró, cuándo llega esta época del año muchas calles se disfrazan de calma y puede uno caminar tranquilamente por enmedio de la calzada. Desde el mar se levanta una suave brisa que recorre toda la ciudad, un aire fresco que empieza a oler a Santes. Si uno mira hacia la montaña, ésta le recibe con un viento fresco que sabe a verano.
En algunas plazas no hay ni un alma, la gente aún no es consciente de que la primavera está en todo su esplendor y si uno tiene la suerte de caminar por una de esas plazas y calles, puede detenerse a contemplar a la ciudad desnuda, en su esencia más simple y cautivadora, que relaja y atrapa sin remedio.
El tiempo ni siquiera corre, aunque se hace tarde, la luz de las farolas de tanto en tanto dibuja la sombra de la chaqueta que me he vuelto a poner. A lo lejos, un coche arranca en algún lugar y los semáforos pierden su sentido para un adormilado peatón. Si uno mira hacia el cielo, tiene la suerte de verle el ombligo a la luna y si se detiene a contemplar el mar, ya hay algunas luces dispersas sobre el horizonte.
Y de nuevo la brisa, ese aire que acaricia. Me encanta la brisa de esta época del año. A Mataró le gusta ponerse guapa en otros meses del año, se viste de gala. Pero para mi no hay una Mataró más hermosa que la de estos días, cuándo cada calle esconde un par de secretos y cada nuevo soplo de aire, un suave misterio.
1 Comments:
pero continua que aún sigue:
...A Mataró le gusta ponerse guapa en otros meses del año, se viste de gala... Sí, y la duquesa de Alba con una pamela hermosísima se convierte en la mujer más bella del mundo. Por favor! sigue el relato:
...Paseo por mi antiguo barrio, moderno para algunos ahora, y contemplo con estupor como los grandes estilistas de la administración pública se esmeran por poner guapa Mataró. A base de talonario. La vieja Masia de la esquina de la calle "la Granja", será en poco tiempo un bloque de pisos. Y así centenares de esquinas de nuestra hermosa ciudad post-moderna. Privadas o no. Futuras familias felices embasadas en latas de 40 m2. A precios asequibles (viva el socialismo!).
El estilista; con su traje de gala, su sonrisa y desfachatez siempre presentes en su horario laboral, no duda en cambiar el parque tradicional por un espacio de cemento público. Además, como niñ@ caprichos@ que es, aborrece las pequeñas tiendas tradicionales y prefiere cambiarlas por una tienda globalizada con cierto corte al estilo inglés.
El estilista alardea de sus grandes obras maestras de caracter ecologista: el parque forestal, el antiguo y minusculo parque central, el nuevo y arenoso parque central, y el mejor de todos los parques: "Mataró Park".
Total, sin darme cuenta he dejado atrás la nueva "Masia de cemento". Sigo por la calle Garrotxa hasta llegar a "los garroferros" (como lo llamábamos de pequeños). El espacio verde descuidado que tiembla a medida que pasan los meses, meditando cual será su futuro como espacial "natural" que debería ser. Pero los que deciden como de guapa será Mataró lo tienen claro: el que trabaja para el estilista nos paga y "yo, como estilista que soy y imbécil sin sentido común ni ética alguna que también soy, cobro" (eso lo pienso yo).
Miro hacia nuestro mar (afortunados somos) para intentar evadirme de la chapuza que están haciendo éstos estilistas durante años por Mataró. Pero, de nuevo, decenas de gruas y nuevos pisos post-modernos, me impiden contemplar en su plenitud la hermosura de un litoral virgen. Unos se conforman con ver un trozo infinito de agua salada. Otr@s en cambio nos conformamos solo con todo, ni más ni menos: agua, arena, vegetación y espacio liberado de cemento.
Vuelvo la vista al suelo, asqueroso suelo para vehículos que contaminan nuestro aire, y empiezo a buscar. Busco pero no encuentro. Y decido preguntar al estilista dónde lo ha puesto: ¿dónde está el espacio para transportes que no contaminan? ¡¿ se le ha olvidado?! ¡vaya mierda de estilista!
Ahora en mayo hay que cambiar de estilista. Quizás l@s que pueden votar eligiran de nuevo al que lleva años destrozando Mataró. Quizás entra otro nuevo, igual de inepto seguramente. Inútiles tod@s: lo controlan todo y se dejan controlar como siempre por los mismos. Los que tienen dinero, asqueroso dinero.
... pero algun@s igualmente pueden detenerse a contemplar a la ciudad desnuda, en su esencia más simple y cautivadora, que relaja y atrapa sin remedio. Dos horas antes de depositar en la urna el voto al estilista de turno que ha puesto guapa a Mataró.
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