Subir una montaña
Hoy al despertarme me sentía cómo si durante cada día de esta semana hubiera estado escalando una montaña de la que, afortunadamente, conseguí llegar a la cima y emprender el posterior descenso con éxito.
"Para ciertos hombres, nada está escrito si ellos no lo escriben"
Hoy al despertarme me sentía cómo si durante cada día de esta semana hubiera estado escalando una montaña de la que, afortunadamente, conseguí llegar a la cima y emprender el posterior descenso con éxito.
La feinada d'aquests dies no em deixa gaire temps per dedicar al blog. Amb tot, voldria aprofitar un parell de minuts per fer quatre comentaris sobre el procés electoral als Estats Units, i especialment sobre la designació de Joseph Biden com a candidat a la vicepresidència i company de fòrmula de Barack Obama.
Casi a las 5 de la tarde de un día nublado de un caluroso mes de agosto que parece que languidece, me distraigo esperando. O mejor, espero distrayéndome. Me he dado cuenta de que en este momento presente, concreto y perseverante, buena parte de las cosas que me rodean se reducen a la circunstancia de la espera. La espera a una señal que nos despierte y nos ponga en marcha, o nos libere de un yugo figurado e inexistente, pero que nos mantiene entretenidos (o encadenados).
No soy un gran aficionado al deporte y tan sólo me limito a seguir con interés algunas citas puntuales. Pero en los actuales Juegos Olímpicos hay un nombre que me ha impresionado cómo ningún otro: Usain Bolt. Amadíssims enemics,
si algun me’n vol ser encara,
guardians del meu honor,
mirall de les meves taques,
herbejadors de mon camp,
traieu-me’n les herbes males,
traieu-ne espines i tot;
jo us daré foc per cremar-les.
Si flors hi arribo a collir
les guardaré per vosaltres.
Lo bé que m’heu fet és gran;
de genolls a vostres plantes
jo us ne dono grans mercès;
Déu vos ne done la paga.
"A mos bescantadors", de Jacint Verdaguer
Imatge: "No jardim", de Berthe Morisot. Nationalmuseum (Estocolm)

Por más que la gente me hable de ello, sigo sin saber para qué sirve Facebook. Tengo claro que es una red social que está tremendamentre de moda, en la que se dan cita multitud de personas y que goza de una amplísima penetración social en muchísimos ámbitos distintos. Hasta aquí perfecto, pero a partir de aquí todo se me desvirtúa un poco.
La satisfacción que produce el ser capaz de avanzar en determinados aspectos de la vida debe ser una de las mayores satisfacciones que se pueden experimentar. El superar cada reto, cada desafío que nos planteamos o que nos plantean es reconfortante. Sin olvidar, por supuesto, que muchas veces para llegar a conseguirlo también hay que fracasar alguna vez. Pues el derecho al fracaso o a la equivocación también es importante. Nietszche dice que lo que no nos mata, nos hace más fuertes.
No sembrar alarmismos e intentar aportar serenidad ante una situación complicada es digno de admiración y es una actitud que comprendo. Pero el que adopta esta actitud corre el serio riesgo de aparecer alejado de la realidad y desconectado de los problemas reales de la gente. Corre el riesgo de salir perjudicado.